Caso de un brote psicótico

Existen otras alternativas a las oficiales en los tratamientos de brotes psicóticos. A continuación os reproduzco la transcripción de un caso, presentado en la conferencia arriba citada:

Entonces, este caso que yo voy a plantear es un caso que yo creo que es muy actual. ¿Por qué? Porque es una persona de 35 años, delineante, trabajando en una empresa de construcción de vías de tren. Y, bueno, llega a mi consulta porque hacía poco había tenido un nuevo brote psicótico. Y, bueno, “yo tengo dos brotes y este es el tercero”. Entonces, bueno, pues los padres conocían a las personas cercanas a mi trabajo. Y entonces, por eso vienen, porque si no, no vienen. Lógicamente no llegan a una consulta privada. Una persona que ha tenido brote psicótico, yo los he visto trabajando a nivel público, pero no llegan. Llegan cuando llegan, llegan de la mano. Entonces, pero cuando llegan estas personas, pues se aprende mucho. Son libros abiertos, aprenden mucho de toda esa conexión. Y, bueno, él venía como muy asustado diciendo, claro, es que ya son tres brotes. Y parece que esto va a ser siempre así. Y ya me han dicho, a nivel psiquiatra, ya me han dicho que evidentemente el miedo es crónico, que creo que se está medicándome siempre, etc. Los padres, bueno, pues conociendo un poco la posibilidad de buscar una alternativa, pues, bueno, pues oye, ves a ver a Xavier, a ver si plan o milagro, Fátima, ¿no? A ver si allí te hacen algo, te hacen una solución diferente. Entonces, eso. Y eso pasa, ¿no? Que cuando lo oficial no va por ninguna vía adecuada, pues vamos a los curanderos, vamos a las vírgenes, pues vamos a los terapeutas alternativos. Vale, entonces, bien, pues, claro, milagros no hacemos. Pero técnica tenemos. Entonces, bueno, en la experiencia nuestra, precisamente, el concepto de brote psicótico no significa que esa persona tenga una esquizofrenia, o que sea una psicosis crónica. Y aquí, en este mismo colegio, ya he dado varias charlas al respecto, pero no voy a entrar en ese tema, porque estoy en la con el caso. Y es que lo interesante es que este hombre repetía los tres brotes, los momentos en los que se repetía el brote, eran fruto de un distrés relacional, una vez más. Es decir, dos veces había sido por una cuestión asociada a la pareja, y el último, ¿cómo? Una cuestión de relación asociada con su jefe. Y en los tres casos, su dinámica habitual, su ritmo, se había rebasado. Empezaba a no dormir, empezaba a funcionar de una manera automática, mecánica, y su organismo se iba debilitando de manera muy evidente. En los dos primeros, ya digo, por relaciones de pareja, y en la última, por laboral. Por una presión de su jefe, un acoso, una situación de mobbing, que no iba a trabajar, que lo iba a despedir, el miedo. Lógicamente, la base es el miedo. El miedo a fracasar, tanto a nivel amoroso como a nivel laboral, a nivel profesional. Bueno, ese miedo crea, evidentemente, una contracción que repercute tanto en la respiración como en las tensiones basales, entre ellas la tensión occipital, y en algunas personas que hay una predisposición, porque aquí también existe la palabra predisposición, y todos y todas tenemos desde la vida intrauterina una serie de predisposiciones congénitas, tanto a nivel bioquímico como a nivel también, en alguna medida, psicosomático. Entonces, bueno, la predisposición en su caso era a tener un mecanismo neurológico de fuga. Es lo que se conoce como brote. Entonces, él entraba y empezaba a tener ciertos tipos de delirios, a ya no percibir la realidad adecuadamente, a ya perder un poco el punto y la conciencia en general. Entonces, claro, inmediatamente entraba en urgencias, lo medicaban, etc. Entonces, hacía poco que había salido de ese tercer brote, llevaba muy poco medicado, y los padres, médicos los dos, no estaban a favor de la psiquiatría. Entonces, afortunadamente, en ninguna de las dos crisis le habían seguido medicando. Pero claro, como ya eran tres crisis, ellos también estaban culpabilizados porque a lo mejor estaban haciéndolo mal. Entonces, ahí entra un poco el sistema familiar. En estos casos es muy importante hacer sesiones de familia junto con el trabajo individual. Pero lo vamos ahora a concretar porque sería largo. Pero lo interesante es ver cómo, en esta situación, no había una iatrogenia médica todavía, farmacológica, porque si la hay es más delicado, más duro trabajar, hubieron dos frentes de intervención. Por una parte, el investigar la causa común a las crisis, que significa qué conducta, qué rasgo de conducta, qué rasgo de carácter tienes para que te estreses en situaciones externas que te llevan a que el miedo te rompa la conciencia o te pida estar en contacto. Contacto es otro término muy gestáltico, pero que en realidad, históricamente, Reich lo introduce en un texto del 34 que se llama “Contacto psíquico y corriente vegetativa”, y que luego se recupera con otro lenguaje. Supongo que estarás de acuerdo con eso. Entonces, esa pérdida de contacto, o sea, se da por el miedo, le lleva a tener esa tendencia a la crisis, al brote. Entonces, ese fue el primer punto. El investigar el rasgo de carácter. El rasgo de carácter era lo que se llamaría actualmente una tendencia compulsiva masoquista, es decir, una persona muy sumisa que busca satisfacer a todo el mundo, que no es capaz, como comentaba en este otro caso, de plantear conflicto, y por tanto iba constantemente entrando en una situación de sometimiento y de miedo cada vez mayor a la pérdida y al duelo. Entonces, eso generaba una reacción neurofisiológica, como he explicado, en base también a esa predisposición. Por una parte, tenemos ese elemento caracterial, lo vamos viendo en las sesiones, que vamos viendo también en cómo se comporta en la terapia y con el terapeuta, conmigo en este caso, y coincide.

 Y luego tenemos la parte ya de intervención directa para neutralizar la predisposición. Y, por lo tanto, para nosotros esa predisposición tiene mucho que ver con los órganos sensoriales, para nosotros y para todo el mundo, tiene que ver con los órganos sensoriales y con la percepción. ¿Cómo abordamos nosotros la percepción? Pues, como digo, desde Reich ha habido una evolución en ese sentido, y Federico Navarro, que fue un psiquiatra italiano, discípulo de, a su vez, fue un colaborador de Reich, y después desarrolló, sistematizó una serie de movimientos, que le llamó actings, que tenían una repercusión directa en el sistema neuromuscular y en el sistema neurovegetativo. Entonces, esos movimientos, sobre todo los que tienen que ver con el primer y segundo segmento, para Reich, los segmentos de la coraza, pues repercuten mucho en la percepción y en la forma de organizar la conciencia. Entonces, bueno. Pues en este caso, como en otros, pues en este caso, porque me parece que es muy completo, pero experiencia en ese sentido tenemos, afortunadamente, el trabajo de los actings con esta persona, sistemáticamente, y el trabajo con el carácter, acompañado de un proceso progresivo de reducción de la medicación y de sustitución por otras sustancias que pueden reforzar el sistema neuronal afectado, como puede ser, por ejemplo, la medicación de la persona, como el complejo vitamínico B o el ácido GABA o cosas naturales, biológicas, que están ahí y que parece que no existan y muchas veces son muy eficaces. Bueno, pues esas tres cosas juntas, digamos, esas herramientas, progresivamente, en cinco o seis meses, le normalizaron. Es decir, empezó a tener la capacidad de normalizarse. Pero lo interesante es que él decía, durante el tiempo de dolencia, desde el primer brote, que habían sido hace tres años, él lo que me comentaba es que se sentía extraño. Es decir, yo no me reconozco. Un poco lo que decía la Laura, no soy. No soy, no sé, no soy. Hablo, parece que no hablo yo. Sí, ahora he podido trabajar de crisis a crisis, he podido relacionarme, pero la verdad es que no he recuperado nunca lo que yo era. Lo que había sido. Y así. Y cuando, bueno, con este tipo de intervención, a partir del sexto mes, él empezó a decir esas palabras. Estoy empezando a reconocerme. Estoy empezando a saber quién soy, a saber que lo que hago, lo hago yo. Y no lo hace algo extraño a mí. Entonces, bueno, eso es fundamental, porque está, estamos ahí, pues, conociendo una vez más cómo la autopercepción, ¿no? Es un proceso que está asociado, que tiene una base neurofisiológica, no es algo abstracto, pero también tiene una base corporal, corporal en el sentido neuromuscular, no solamente una opción del cerebro, sino que es de sentirme. Cuando él decía, cuando él me decía, estoy empezando a sentirme, no se refería solo a lo que pensaba, sino a lo que hacía y cómo lo hacía. Y en ese sentido se ilustraba y se refería a lo que pensaba. Se refería a funciones corporales, a que podía ir en bici de nuevo, a que podía en bici y sentir el aire cuando le llegaba y cómo entraba dentro de su cuerpo y cómo vibraba y se emocionaba con ese oxígeno o cuando iba de fiesta porque él tocaba una banda de música y cómo de pronto sentía la música. Entonces, yo soy el que toca el instrumento, no es algo extraño. Entonces, ese proceso de integración es un ejemplo que nos habla de la importancia de utilizar esas diversas referencias, esos diversos puntos para poder intervenir de forma sistémica o como queráis llamarlo, o carácteroanalítico, como queráis llamarlo. En un caso extremo, digamos, un caso psicótico, no es un caso habitual. 

Share by: